Como cada tarde a las cinco en punto Guillermina, una bella joven de 28 años acudía a la confitería de siempre, se sentaba en la mesa de siempre, con los ojos tristes de siempre, pedía un té y una botella de agua mineral como siempre, sola como siempre.
Con la mirada perdida su mente no dejaba de pensar en su vida vacía, sin objetivos, sin inquietudes, sin amigos, sin amor. No podía creer que a los 28 años, con una belleza envidiable, un porte y una cadencia irreprochable ningún hombre se hubiese involucrado afectivamente en su vida.
En eso estaba, viendo pasar la vida de otros cuando una joven se acerca a Guillermina y mirándola fijo exclama:
-Alicia, tanto tiempo sin verte, desde la secundaria, ¿que andas haciendo por aquí?-
- Perdón señorita yo no soy Alicia, mi nombre es Guillermina y simplemente no estoy haciendo nada por aquí.
- Le pido disculpas por el error, el enorme parecido con mi amiga Alicia me confundió.
- No es nada. Todo el mundo me confunde permanentemente con alguien y desafortunadamente nunca soy ese alguien.
- Bueno, es algo que suele suceder con las mujeres bellas como usted, afirmó la extraña
- Siéntese si lo desea, le propuso amablemente Guillermina a su interlocutora.
- Encantada Guillermina, mi nombre es Raquel y mi intención era encontrar una silla cómoda y beber algo fresco.
Al pasar la moza hace su pedido y comienza una amena charla entre las jóvenes que a medida que se extendía se acercaba a las aristas más íntimas de cada una de ellas.
- En verdad estimada Guille, ya no sé como sacarme los hombres de encima. Me siguen a todos lados, piropos, citas, tarjetas, un estorbo anárquico pues en ese punto soy muy rigurosa, estricta, selectiva.
- Tienes mucha suerte amiga. Yo jamás tuve alguna relación con un hombre.
- ¿De ningún tipo?
- De ningún tipo, ¡en toda mi aburrida vida!
- Bueno querida no desesperes, todo es solucionable yo creo tener la salida a tu problema.
- ¿Y cual es esa salida?
- Ya lo verás. No puedo explicarte ahora pero nos mantendremos en contacto.
Se intercambiaron direcciones, números de celulares y se despidieron
En esa semana, el viernes, cuando Guillermina se aprestaba a abrir la puerta de su domicilio para su cita con el té de cada jornada suena el timbre.
Sorprendida Guillermina, pues nadie la visitaba, abrió la puerta y al hacerlo no pudo evitar una exclamación mezcla de asombro y excitación.
Frente a ella luciendo una ajustada musculosa y pantalón vaquero estaba Brad Pit o alguien muy parecido a él.
Sin dejarlo pronunciar palabra Guillermina anhelante y emocionada hasta las lágrimas no pudo evitar gritar.
-¡Usted es Brad Pit!, ¡si Ud. es Brad Pit!, ¡que hace en mi casa!, ¡No puede ser!, gritaba la pirada ¡Esto es un milagro!
- No señorita Guillermina. No soy Brad Pit, simplemente tengo algún parecido.
- Bueno, pero para mí es lo mismo. ¡Pase, por favor, pase!, ¿desea tomar algo?, un te, un whisky, un refresco.
- No gracias. Antes que nada ¡Hola!, soy Gustavo y vengo a verla de parte de una amiga de ambos, la señorita Raquel.
- ¡Ah Raquel ¡Siii, Raaaquel, no me diga que usted es ¡La salida!
- Bueno querida Guillermina, no nos apuremos, hay mucho que charlar.
- No crea ¡Acepto!
- ¿Que acepta?
- Si usted es la salida acepto lo que sea. ¡No puedo creer que todo comience con Brad Pit!
- Le repito Guille que no soy Brad Pit, soy Gustavo y le adelanto que esto es una cuestión absolutamente profesional y discreta.
- ¡Si Brad!
- ¡Y muy costosa!
- ¡Si Brad!
- Quiero mostrarle las distintas opciones que Ud. tiene para elegir para lograr su gran objetivo.-
- Anóteme en la más cara de todas,
- Bueno el paquete más completo que incluye tres noches de amor sin restricciones en el lugar que usted elija, con la escenografía que prefiera, las fantasías que se le antoje, con la intervención personal de un servidor tiene un costo de U$S 20.000.- por mes.
- Espere un minuto Brad, dijo Guillermina mientras accedía a la biblioteca.
- Aquí tiene treinta mil dólares de contado, no necesito recibo y mi sueño comienza ya mismo.
- Bueno, no puedo salirme de las pautas, soy muy riguroso, pero por excepción acepto.
- Sígame Brad. Dijo Guillermina mientras se desprendía la blusa camino al dormitorio.
- Como usted, diga señorita, contestó Gustavo.
 Fue rojo atardecer y noche blanca de estrellas con todo el amor que requerían las ansias de Guillermina.
 El arreglo se modificó un tanto y la relación se hizo diaria en horario tarde y noche durante todo un mes.
- Hasta aquí llegamos Guille, fue un placer y en cualquier momento me llama, ya tiene mis datos.
- No dude que lo llamaré Brad. No lo dude afirmo Guillermina.
Durante una semana Guillermina permaneció en la cama relajada con una sonrisa inmensa e inmodificable. Se levantaba nada más que para lo esencial. Al séptimo día se vistió provocativamente, el pantalón mas ajustado, la blusa más insinuante, los labios rojos, tacos aguja, su rubio y largo cabello al azar, y toda la magia de su cadencia al andar.
Desde ese día Guillermina no sabe como sacarse los hombres de encima, piropos, citas, tarjetas y ella mil excusas.
Cada vez que el deseo llama, Brad le brinda ese amor de selección que había cambiado su vida.
Los besos, caricias y todo el amor de Gustavo nunca más tuvieron precio